
Se me quedó grabada una imagen del partido pasado: un aficionado del Morelia gritaba al entrar al estadio Azul: ¡Ya le robaron al Puebla, a nosotros no nos van a robaar! … y tómala, que les roban. Así nomás. Huiqui, tirado en el área chica le arrebata con la mano el balón a Tiago que abanica hacia la portería. Penal cantado, suicidio, instinto. Su peor escenario: que le marcaran penal, que por ese penal perdieran el partido y que la afición cruzazulina le recordara por siempre como el baboso que cometió aquel penal. Su mejor escenario, que un rayo de luz divina sobre el estadio provocara un milagro y dejara ciego momentáneamente al arbitro. Gracias a dios (como dicen los jugadores en las entrevistas) eso fue lo que pasó.
Me acordé de la mano de Henry. De las discusiones posteriores en la Enramada y de mi amada Angie argumentando que la falibilidad del arbitraje era parte esencial del juego. Me imaginé una rueda de la fortuna.
Dos horas después del partido me llegó un mensaje de mi amada Angie que decía: Tengo el corazón hecho cachitos. Me acordé de la mano de Henry, de la falibilidad del arbitraje como parte esencial del juego y de la rueda de la fortuna.
Me hubiera gustado decirle al que gritaba que no los iban a robar: Señor, disculpe, o es usted dios o es usted un pendejo…
Yeyo.
P.D. ¿"Enramada" está mal escrito? ¿No debería ser "Enrramada"?
Besos.
Vaya... el tema de la mano de huqui (maldito) trae a colación el asunto de la rebuznante necedad de los dueños del futbol en materia de modernización. Ya pasó, como lo menciona Yeyo, lo del francés y su manota en el área (Henry). Estaba en juego nomás el pase al mundial, pero todo quedó como suele serlo en materia de necedades: "es cosa del futbol". ¿De qué privilegios goza este deporte que amamos?
ResponderEliminarLa amada y siempre bien poderada Angie es una de las más firmes defensoras de este tipo de injusticias, de estos "usos y costumbres" infames que sólo dejan abierta la especulación en materia de futbolera: ¿entró la bola o no entró en al mundial del 66 entre Inglaterra y Alemania? No entró, pero fue campeón el país de la flema y el humor ácido. ¿No fueron sospechosos los seis goles de Argentina a Pérú en el 74? ¿No hubo conceso en coser a patadas a Pelé en el mundial británico?
Y lo de Monarcas... chale. Una manota que vio el mundo (bueno, no todo) y no pasó nada.
Ay, Angie, ¿cómo defender estos desaguisados?
Y bueno, Yeyo, lo siento. Se dice Enramada. Es una palabra compuesta,
Va, nomás como recuerdo de dos excelentes narradores de futbol, dos perlitas de su oficio (se las fusilé a Luis Miguel Aguilar):
ResponderEliminar1) "Que vengan los Esquilos, los Edgar Alllan Poes y aquellos otros grandes de la tenebra para lo que voy a decir, hoy, aquí: ¡El Atlante se hunde! (Angel Fernández)
2) La baja con el pecho, la mata, la domina... ¡la juega como Petrarca!" (Fernando Luengas)
Cierto mi Raus, mi castellano es un enramado. Y cierto también aquello que dices: ¿de qué privilegios goza el futbol? Bueno, es interesante, por un lado uno podría decir: es sólo un juego. Por otro: es el juego preferido de la humanidad. Hay una diferencia sustancial. Como representación posmoderna de lo que antaño fueron nuestras batallas tribales, el futbol y el sentido de la competencia en general podría sustentarse en una ética contructora. Hasta la guerra, en su infinita estupidez ha sido barnizada con una ligera capa de moralidad. Hay cosas que se valen y hay pactos de Ginebra. Un poco por esto y un poco por borracho dije aquella noche en la Picola que por el bien de la humanidad la repetición del partido Francia-Irlanda era indispensable. Pero ya no estoy tan seguro de eso... Tal vez nuestro pasado y nuestro futuro como animales gregarios (lo sostendría Hobbes) esté fundido a un fatal instinto competitivo. Tal vez sea eso lo que nos hace posibles, pero bueno, eso ya es harina de otro costal.
ResponderEliminarAunque ya la bella Angie expuso en otro post su postura, creo que es pertinente seguir aquí antes de llegarle al espacio angelical.
ResponderEliminar¿Ya leíste lo que dice la bella? Me llama la atención eso de que ella cree en la buena voluntad. ¡Qué casualidad! Yo también. Por ejemplo (lo he dicho en algunos textos esparcidos por aquí y por allá)yo no creo que los políticos, los directores, los líderes, quienes tienen la responsabilidad de "los otros" en alguna de sus formas) tenga la explícita intención de jorobar a quienes representa. Tampoco creo, cosa de fe, que cuando amo y creo que me aman, la otra parte tenga la intención de arruinarme la vida... pero ha ocurrido.
La bronca es que la vida no tiene repetición instantánea ni hay forma de volver atrás: ora sí que en este rubro "así es la vida".
Pero el futbol no es la vida. Es un juego sujeto a reglas y éstas deben ser las que regulen el cotejo. Si ANTES no había más remedio que CONFIAR en la buena voluntad de los árbitros y sus decisiones (como si fueran asunto del amor, por ejemplo) las cosas eran claras: "así ers el futbol"... pero con los avances técnicos, las cosas son diferentes: no sólo se confía en la buena voluntad de los nazarenos, sino que la ciencia estaría del lado de estos sujetos de negro AUXILIANDOLOS frente a las dudas humanas en bien del espectáculo y la justicia.
Lo que se le hizo a Irlanda y a Monarcas en menor medida (y los ejemplos sobran) fue una falla humana explicable en términos de la buena voluntad, pero inaceptable si se tienen los elementos probatorios de que los arbitros son humanos, se equivocan de buena fe (digámoslo así)... PERO la ciencia, la técnica, los auxilia.
Todos los deportes lo hacen. ¿El futbol es TAAAN especial que está en un terreno divino?
Este es el meollo de la cuestión. Después de todo, nos ganaron y le ganaron a Irlanda. Así fue.
Raus