
A partir de una noticia publicada en la prensa en 1995, que informaba que el Papa invitaba a meditar sobre el Juicio Final, sobre la felicidad de quienes eligieron a Jesucristo y sobre la desesperación de quienes lo rechazaron, eternamente condenados, León Ferrari, junto a un grupo de amigos (Álvaro Castagnino, Juan Carlos Romero, Teresa Volco, Ricardo Longhini, Ramiro Larrrain), propone la organización de CIHABAPAI (Club de impíos herejes apóstatas blasfemos ateos paganos agnósticos e infieles, en formación) a la que pronto se suman más de cien adherentes, con el propósito de pedir la anulación del Juicio Final. Con ese motivo, en la Navidad de 1997 se envía una carta al Papa Juan Pablo II firmada por más de 150 artistas, escritores y personas "preocupadas por la actualización de la amenaza apocalíptica". La carta no recibió respuesta y volvió a enviarse en diciembre de 2000.
“En la primera carta que le enviamos al Papa, le señalamos una contradicción: No era posible que después de haber sufrido todos los castigos del Padre que terminan con la muerte y ya que nos sacó de la inmortalidad cuando Eva cometió el pecado, nos resucitarán y volvieran a juzgar ¿no? Entonces pedimos la anulación del juicio final. Y después en la segunda carta enviada al Papa, citamos los derechos humanos contra la tortura. La última edición del Catecismo de la Iglesia Católica (1998) comparte la condena: La tortura que usa la violencia física o moral, para arrancar confesiones, para castigar a los culpables, intimidar a los que se oponen, satisfacer el odio, es contrario al respeto y a la dignidad humana. (n2297) La resurrección de los muertos, de los justos y pecadores (hch24.15), precederá al Juicio Final. Esta será la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y los que hayan hecho bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación” (Jn5,28-29)... e irán estos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna” (Mt25,31,32.46). (n1038) El pedido formal solicitado por el club es que frente a las convicciones de la Iglesia, que rechaza la tortura en vida y la admite en almas de muertos y cuerpos resucitados, y alarmados por la declaración vaticana de que existe el infierno y es eterno y está lleno de malvados, le solicitamos:
A) Que extienda al más allá el repudio proclamado en el Catecismo.
B) Que gestione se respeten los derechos humanos de la multitud de almas que están sufriendo, algunos desde el Gólgota, en tierras de Satanás.
C) Terminar con los padecimientos de millones.
D) Desalojar y demoler el infierno"
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