Se fue Monsi


Permítanme el homenaje.

Monsi resumió su primera formación sentimental en su texto Autorretrato con gato en la Portales: Niñez libresca, desarrollo de sentimientos de marginalidad (motivo: religión protestante), escuelas públicas con maestros cardenistas y comunistas, ingreso en la Juventud Comunista (incomprensión del marxismo que persiste hasta la fecha), lecturas obligadamente caóticas, incomprensión de toda la realidad ajena a los libros, radicalización sentimental.

Se definió a sí mismo como liberal radical o demócrata liberal. Nunca se reivindicó como marxista. Por el contrario, le temió a su doctrina. Sin embargo, reconoció ser culturalmente –como todos en México– una mezcla de marxismo, agnosticismo, cristianismo, fe individualista y certezas socialistas. Explícitamente declaró no creer en los regímenes de fuerza, ni en el autoritarismo, ni en que una persona decida por todas, ni en la impunidad de la clase gobernante, ni en la pobreza como hecho natural, ni en la aristocracia mexicana (pulquera o presupuestera), ni en el sacrificio de las generaciones en medio del glorioso bien de quienes le imponen a los demás los sacrificios.

Monsiváis reivindicó la utopía. Sostuvo que el totalitarismo es el asesinato de las utopías y, que, ante la distopía del neoliberalismo, mantener la utopía en el mapa de las convicciones es un requisito de salud mental. Optimista pese a todo, aseguró serlo porque "ahora sé que los malvados, los explotadores, los represores, sólo tienen éxito y felicidad mientras viven (antes creía que en el cielo también reprimían las manifestaciones de protesta)".

Reivindicó a lo largo de su vida el que la emoción política que se deposita en las causas sociales, en la defensa de los derechos humanos, es una de las grandes emociones que uno puede sentir [...] hay algo de nobleza, de intensidad, de fuerza moral en la lucha contra la injusticia, contra la desigualdad, que siempre me ha apasionado.

Cercano al PRD desde su nacimiento, se decepcionó muy rápidamente de él. Desde su punto de vista, la izquierda partidaria que manipula y exprime el PRD no es izquierda, si por ésta entendemos la lucha por la desigualdad y por los derechos humanos y civiles, ni es partidaria, es simplemente facciosa y patética.

Para él, nunca había descendido tanto la idea de la izquierda como lo ha hecho ahora. La izquierda partidista (diferente a la social y cultural) lleva mucho tiempo separada del debate ideológico. En sus filas se dio por muerto al marxismo y se sustituyó a las ideas, nunca muy abundantes, con la obsesión por las posiciones electorales.

Durante años encontró una izquierda distinta a la tradicional, autogestionaria y dispuesta a renunciar al autoritarismo, en las colonias populares, en los grupos ecologistas, en los pequeños sindicatos, en las cooperativas de barrio, en las comunidades eclesiales de base, en las agrupaciones campesinas, en las secciones magisteriales. Desde su punto de vista, los movimientos populares de izquierda, y la izquierda cultural eran base fundamental para una transformación social.

Hace unos años, escribió esta maravilla: El mundo que conocí ya no existe y el que ahora padezco se está desvaneciendo. Mi consigna al respecto es muy sincera: o ya no entiendo lo que está pasando o ya pasó lo que estaba entendiendo. 

No es que uno no tenga conciencia propia, por supuesto, pero estoy seguro de que muchas cosas de nuestra contemporaneidad serán difiles de traducir sin él. Tal vez una de sus ironías que más deleite me causó, le sirva de epitafio:

"El licenciado es tan brillante que sólo necesita un país que lo entienda" 




1 comentario:

  1. Les dejé esta entrada en el blog, que por cierto, no está muerto... anda en el mundial.

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