
Por inercia, nos ensartamos en uno de esos temas que eternizan discusiones. Al rato hablaremos de dios y de ovnis. Consecuentemente, tengo cosas que decir. Lo que yo publiqué al principio no dice por ningún lado que el Morelia (“Monarcas” se me hace tan ñoño) haya perdido a causa de la mano de Huiqui, sólo hilé con lo que días antes Angie había dicho sobre la mano de Henry. ¿Por qué perdió el Morelia? Pus quien sabe, las derrotas de cualquier índole siempre serán un misterio que ya no se descifró. Como dicen aquí, lo más probable es que haya sido por malo, o no, corrijo, porque no me parece un mal equipo, más bien porque el Cruz Azul fue mejor y las que tuvo las metió. Punto. No creo en los “robos en despoblado” ni en los “partidos arreglados” pues con tanta gente involucrada (por lo menos 40) cualquier truco me parece insostenible (ya estoy viendo al Mau y su infinita sabiduría demostrándome con datos duros que lo que acabo de escribir no tiene fundamento). Pero mientras, aclaro otra cosa que nunca dije: aquello de que la tecnología contribuiría a la justicia en el futbol. Nunca hice hincapié en ello, sin embargo, ahora que lo mencionan y lo pienso, estoy de acuerdo con Raúl: creo que la tecnología contribuiría a la justicia en el futbol, como —agrego yo— a la justicia en cualquier actividad humana. Creo que ninguno de nosotros puede negar esto. La pregunta es otra: ¿nos interesa que eso suceda? En lo personal tengo otras prioridades, pero sí, como no, me encantaría. En las oficinas de gobierno, en la repartición de la riqueza, en el salón de clases donde algunos niños abusan de otros, en las filas del banco y de las tortillas, en todo ámbito me gustaría inocentemente que existiera la justicia. No veo por qué, (reconozco y reproduzco aquí la belleza de la frase de Raul), el futbol se tenga que salvar de ello. ¿Porque es sólo un juego? ¿Porque es sólo un deporte? Si es el caso, el razonamiento me parece tan triste y güango como el que se escucha dentro de la cancha: “si te pegan aguántate, en la que sigue te desquitas”.
Creo que sería suficiente para desterrar cualquier posibilidad de trampa en la cancha, la influencia cultural que el futbol cual monstruo mediático tiene en nuestras sociedades (occidentales y orientales). Me parece que la FIFA lo sabe. Es consciente de su rol social, su peso político y económico, de su poder, de todo lo que está en juego. Y tal vez por eso, poco a poco han ido cambiando las reglas del juego. Desde la incorporación del penal en los albores, hasta el spray que pinta la raya para que no se mueva la barrera, pasando por el “Fair play” y por las tarjetas de amonestación y expulsión que se incorporaron en el mundial del 70 (como olvidar a los salvadoreños que inconformes ante la nueva regla, pedían al arbitro que los apuntara a todos como “amonestados” quién sabe por qué razón). Incluso se ha aceptado más o menos con generalidad en las federaciones la utilización del video pasado el partido para sancionar faltas que no se vieron en el momento. La FIFA lo sabe y como dice Javier, “es cuestión de tiempo y de la exigencia misma de la industria del futbol”. Nomás que la lentitud desespera. En fin. Me parece que la ética del futbol, como todo juego, contiene la equidad entre los contendientes como aspiración. Por eso hay árbitro y reglas, y por lo mismito, el no utilizar todo lo que esté a la mano para lograr esa aspiración es incongruente, anacrónico, inexplicable e insostenible… como todo lo conservador.
Eso en cuanto a lo de la tecnologización de la mirada arbitral. Quiero decir algo urgente con respecto a lo que el buen Vic escribe atrasito mío.
Primero. Yo no me di cuenta de la falta previa sobre Huiqui. Traía unos mezcales encima y los gritos de indignación de Luis en el oído. Como dices, eso cambia todo. Siempre he admirado tu anticlimática sensatez a prueba de dramas. Esta es otra demostración.
Segundo. Llevar esta polémica hacia la elucubración de nuestros orígenes humanos (los mexicanos no son míos) no me parece ningún exceso. El espacio donde se puede reflexionar y discutir y compartir y reflejarse sobre ello es lo cotidiano. Los juegos que la humanidad inventa son reflejos de si misma. Voy más lejos. Toda mi vida jugué futbol y estoy convencido que nadie en la cancha se comporta distinto de lo que es fuera de ella. Es como un espejo. Por lo mismo, el juego como tal y todas sus implicaciones, como resultado de una invención colectiva, son un referente de lo que somos. Ni más ni menos. Yo como tú, sólo quiero divertirme, pero no es así cuando entras a una cancha, ahí, a casi todos les importa “ganar y competir” y eso para mí, lo complejiza todo. No digo que sea bueno ni malo, sólo complejo. Hay que ser muy zen para divertirse pese a todo lo que conlleva un simple partido de futbol. Un juego que termina en bronca, un escupitajo en la cara, una patada por detrás, un compañero que se molesta contigo por no tocarle la bola, una derrota que hace llorar a la porra, un árbitro que quiere dinero, un país que deposita su orgullo en un resultado…
Tercero. Sólo contesto. Yo, en los zapatos de Henry y los de Huiqui, (con todo y lo sacrosanto que te parezca) me paro y le digo al árbitro que metí la manota, por instinto, por reflejo, pero me paro y se lo digo. Henry perdió la oportunidad de convertirse en un héroe posmoderno, como lo hizo en 1967 Omar Lorenzo Devanni que en la final de su club Santa Fé contra Millonarios de Bogotá, en el minuto 88, con el marcador empatado, tropezó en el área rival y el árbitro marco penal. Se levantó, pidió cobrarlo y pateó la pelota lejos de la portería en honor de una extravagancia también conocida como justicia. ¿Por qué no puede ser así?
Qué divertido está esto… ya me voy.
Ahora organicemos una cascarita ¿no?
Yeyo.
El exceso al que me refiero,mi querido Yeyo, de llevar esta polémica hacia la elucubración de nuestros orígenes humanos y que se convierta en un absurdo, no es demeritar al juego deportivo en su aspecto ritual, cultural ciento por ciento. No, sino que lo enchilado de una derrota nos haga ver moros con tranchetes; es decir, de una jugada con cierta polémica se saquen conclusiones determinantes sobre lo jodido de nuestra cultura y esas cosas. Por supuesto que el futbol forma parte de esa construcción de realidad que nos conforma como seres culturales, pero de eso a que por es mano que fue antes un faul y que ahora se convierte en una tilma de las desgracias... Por cierto, yo no sé qué hubiera hecho en el lugar de Henry o Huiqui, la verdad. En fin, yo también ya me voy. Arriba la Máquina. Saludos.
ResponderEliminarPos miren, amiguitos, esto de debatir en el blog enramado es, en esencia, una oportunidad a lo lúdico. No por ello se debe ignorar cierto modesto rigor. Para mí, la cuestión es que los partidos de futbol se ganan y se pierden y uno como aficionado vivirá con la loza de derrotas que "no debieron" ser... pero fueron. Lo de la tecnología es algo que al final será adoptado por el fucho simplemente porque es un paso natural y en nombre de una mejor regulación del juego mismo: se eviatrán las injusticias, los fallas humanas en la medida de lo posible.
ResponderEliminarDesvariar en si esto muestra una parte del carácter cultural nacional puede ser un exceso, pero está en un entorno divertido pues. Nadie se ha puesto a descalificar a nadie y, si se hace es de manera... jocosa, por decirlo mamilamente.
Yo no sé jugar futbol, pero sí creo que en esa actividad se muestra a las personas como son en la vida "real" (parafraseo a Yeyo). A mi me encanta el ajedrez y sé que uno, en este deporte también, muestra sus miserias y fortalezas de manera nítida. El ajedrez es un juego hiper-regulado en todas sus fases, pero parte de un valor: la caballerosidad. No es posible jugar ajedrez con alguien que intente la más mínima tranza... y no hay tecnología de por medio. Eso, jamás se dará en el futbol. El fucho necesita apoyos que auxilien la fiscalización humana porque, a diferencia del ajedres, ahí juegan, de manera directa, al menos 23 sujetos y de manera indirecta el mundo entero. Eso no puede dejarse al sencillo "así es el futbol". Tarde o temprano, la tecnología invadirá este deporte por el bien del juego mismo.
Y voy con la Máquina a pesar de Huiqui... esto debe ser un divertimento aun con lo serios que a veces nos ponemos.
La cascarita es buena idea. En La Enramada lo abordamos.
Raus
Luego de ver el partido de ayer en Monterrey me quedé pensando: ¿estaré siendo infiel?
ResponderEliminarReconozco que quiero que ganen los rayados el campeonato y espero que el domingo veamos un partido a la altura del de ayer. Yo creo así será porque Monterrey va arriba. Si anota otro golecillo el domingo, la Maquina se abrirá y JUGARÁ. Ya sabemos que Ojitos Meza también sabe jugar a NO jugar cuando de administrar el resultado se trata (y está bien pues). Lo hizo en Morelia. ¿Se lo aprendió a Lapuente, a Pasarela?
Nos vemos en La Enramada, nenes.
Raus
Hola Yeyo,
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu post. Llevo un tiempo muy interesado sobre el tema del fútbol y los reflejos sociales y morales que puede conllevar; también estoy muy interesado en el acontecimiento de 1967. Pienso que Omar Lorenzo Devanni puede ser considerado un héroe, como dice Eduardo Galeano, su actitud le abrió a las puertas de la gloria. Y eso fue así justamente porque hizo lo que debía, no lo que le convenía.
Te escribo porque soy un joven documentalista y estoy intentando acceder a todo tipo de información y de reflexiones sobre este tema.
Me gustaría ponerme en contacto contigo para que podamos hablar sobre todo ello.
Mi dirección email es la siguiente: eduroe@gmail.com
Sería estupendo que me contactes.
Muchas gracias,
Eduardo Roehrich